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El maestro y margarita. Mijaíl Bulgákov

El Maestro y Margarita

Una cita: ¡Nunca pida nada a nadie! Nunca y, sobre todo, nada a los que son más fuertes que usted.

El Maestro y Margarita¿Qué clase de libro es El Maestro y Margarita, además de ser un libro alocado y fiero? Es muchas cosas al mismo tiempo. Es un libro para reírse mucho y para llorar mucho. Es una historia de amor, de ese amor verdadero que no existe, la historia de un libro que termina de escribirse, la historia de la fe de una mujer en el talento del hombre al que quiere y que perdió la fe en sí mismo.

También es la historia de la amistad entre un procurador romano y un paria galileo (el diálogo entre Pilatos y Ga-Nozri es un prodigio humano: el prisionero se pasa las máximas conversacionales de H.P.Grice y al mundo por el arco del triunfo; quizá sea la representación literaria de Jesús mía preferida).

También hay un gato negro que habla, Strauss dirigiendo una orquesta de condenados al infierno, diablos pilluelos, ravioles robados, Satanás poniendo patas arriba un Moscú lleno de esos personajes tan estrafalarios con los que puebla Bulgákov todos sus libros menos Morfina, del estilo del Razumijín de Dostoievski o del Chíchikov de Gogol: gente que sólo puede ser rusa. El Maestro y Margarita es un divertimento satírico, pero también es un libro lleno de rabia, no hay que olvidarse y leerlo a cachitos con los puños apretados.

Como dice Joshua en el libro, es fácil y agradable decir la verdad, así que confesaré que la primera vez que leí El Maestro y Margarita fue en francés, robado de la biblioteca de la residencia universitaria donde vivía en Estrasburgo. El hurto prescribió, el libro lo tengo todavía en alguna parte aunque en mi cabeza confundo la portada con la de Le Docteur Faustus porque también lleva un demonio. No lo roben, cómprenselo, dedíquenle unos días. El imaginario de El maestro y Margarita es ancho y poblará sus vidas si son ustedes inquietos y capaces de aprender y aceptar que nunca hay que salir de casa sin espada.

Por fuera del libro

En este libro aprendí que la mejor cura contra la resaca es pan blanco cortado en trozos, caviar negro, setas blancas en vinagre, una cacerola llena de salchichas en salsa de tomate  y vodka helado, y que el amor surge como un asesino en la noche. He probado ambas cosas y puedo testificar que es así.

Bulgákov sufrió la persecución de la crítica y la censura, vivió pobre y miserablemente. Como si su vida fuera una de sus novelas, Stalin lo llamaba por teléfono para atormentarlo y Bulgákov le escribía cartas suplicantes. Dicen que él es el Maestro, y su mujer, Yelena Sergéyevna, Margarita. Éste es un libro inacabado, la obra de su vida, hasta el momento de su muerte siguió corrigiéndolo.

Me gusta pensar que Los manuscritos no arden fueron sus últimas palabras. Algún día averiguaré cómo son las “velas de boda” y otras realidades rusas incomprensibles.